El bautismo de Gabriel
Durante la primera Ronda de los Arcángeles, para celebrar a Gabriel, se ofreció el bautismo a todos los participantes que ayudaron a formar una copa para recibir la sabiduría revelada por el Arcángel.
Fue durante una comunicación entre Olivier Manitara y el Arcángel Gabriel cuando éste hizo la demanda y dio los detalles para que el ritual pudiera realizarse con pureza en lo sagrado. Desde ese momento, el bautismo esenio se realiza al final de cada celebración del Arcángel Gabriel, utilizando agua bendecida y consagrada por todas las meditaciones, oraciones e invocaciones que han tenido lugar en el templo. El propósito de este bautismo es abrir el camino al despertar del alma. Es como volver a nacer.
Salmo 168
versículo 2: El agua de Gabriel tiene la virtud de purificar todo el cuerpo, especialmente cuando fluye sobre la parte superior de la cabeza.
versículo 15: Despierten y entren conscientemente en el agua pura y regeneradora de mi bautismo y de mi escuela de misterios. Estudien mis enseñanzas y recorran el camino de la purificación que conduce a la verdad de vuestra alma inmortal.
versículo 16: Si aspiran a lo que es noble y grande, organicense para abrir ese camino de Gabriel que permite al hombre dominar sus órganos internos para mantener pura, clara y verdadera el agua de la vida y del alma.
Salmo 180
versículo 13: El bautismo esenio es una escritura divina. Cuando las personas lo reciben, les conduce a la purificación. Cambia entonces la escritura de su vida y, sobre todo, limpia el agua dentro y fuera de él para que se estructure.
versículo 14: El bautismo esenio debe recibirse una vez al año, durante la celebración de mi fiesta de Luz y Amor.
Salmo 227
versículo 1: El bautismo esenio es la manera que tiene el hombre de reencontrarse con su alma.
Versículo 2: Vivir con el alma es esencial; es la dignidad misma del hombre, lo que da valor a la vida y confiere una gran protección.
Salmo 242
versículo 29: Por mi bautismo, os purifico y tejo de nuevo el vínculo de Luz y magia que os une a vuestra alma eterna e inmortal.
El Arcángel Gabriel habla de ello en sus salmos



