Ángel del Amor
Gabriel Salmo 37, versículo 5: Ten en cuenta que todo lo que encuentras afuera es un reflejo de lo que hay dentro de ti. Esa es la verdad que te muestra quién eres. Si en tu alma sientes amor y belleza, acabarás encontrándolos afuera de ti. Claro, puede que no sean exactamente como los imaginas...
Uriel, salmo 31, versículo 18: Aunque vayas hacia el mundo divino, recuerda que bajo tus pies hay una tierra y que, sin ella, no habría humanidad. Esa tierra es la Madre. Ella te sostiene, te protege, te deja vivir tus experiencias y, con un amor inmenso, te acuna con su presencia, te envuelve con su feminidad y siempre está ahí si la necesitas.
Gabriel Salmo 61. versículo 10: Recibir amor es el primer paso, devolverlo es el segundo. Así, el amor circula y crece.
Miguel, salmo 197, versículo 5: Hay un fuego de destrucción, de reciclaje, de descomposición, de guerra, y hay un fuego del amor de Dios, el fuego sagrado, eternamente puro, que lleva al hombre a la ennoblecimiento, a la grandeza de alma, a la inmortalidad...
Miguel, salmo 211, versículo 28: Son la inteligencia viva, el diálogo, el respeto al otro y el amor de Dios los que deben guiar, y no el dogmatismo fanático y sectario, las normas estúpidas, que aparecen cuando se deja de mirar la realidad porque se está cegado por la propia contemplación estéril.
Gabriel Salmo 193. versículo 21: Les digo que no se aíslen, que no conduzcan la vida hacia lo que la apaga, permaneciendo encerrados en su mundo. Es abriéndose a los demás, encontrándolos, tejiendo lazos, haciendo que todos sus intercambios sean conscientes y mágicos, como se enriquecerán y entrarán en la sabiduría. Al mirar a los demás, al compartir con ellos, van a permitir que el amor, la sabiduría y todas las bellas virtudes aparezcan y se desarrollen en sus vidas.
Gabriel Salmo 202. versículo 9: Que la Nación Esenia sea grande, que ilumine el mundo, que sea la respuesta a todas las preguntas, que ennoblezca todo lo imperfecto y haga bello lo feo. Que cambie la mirada de los hombres por una mirada de bondad, amor, compartir y divinidad en vuestra vida.
Rafael, salmo 182, versículo 31: El hombre es inteligente, pero no necesariamente con la inteligencia de Dios. Es sobre todo profundamente astuto, capaz de esconderse tras apariencias engañosas, de mentir hasta el extremo... Puede hablar de amor, rezar, dedicarse en cuerpo y alma y, diez minutos después, verse invadido por un mundo que proclamará lo contrario de todo lo que proclamaba antes. ¿Quién es el hombre en todo esto? ¿Cómo confiar en él y en qué basarse para construir un mundo inmutable? ¿Es el que habla de amor o el que se deja invadir por el odio?